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Estrés en la infancia.

Foto del escritor: Maykel OportaMaykel Oporta

La primera pregunta que nos surge al leer este tema es ¿de qué pueden preocuparse los niños?, como adultos creemos que su mundo es de felicidad y juego, pero déjame comentarte que no es así siempre, más allá de lo que nosotros creemos los niños si tiene muchas preocupaciones y sienten estrés en alguna medida.


Los niños al igual que los adultos experimentan estrés debido a muchos factores, algunos de ellos son los cambios repentinos a los que se enfrentan, ingreso al colegio, cambio de domicilio, de colegio, las tareas en exceso, las tensiones familiares a las que están expuestos, entre otras fuentes que suelen encontrarse en la misma familia, escuela o amigos.


Los menores están expuestos a los problemas del adulto y este sin darse cuenta los asume expresándolo en preocupación excesiva, los niños expresan ese estrés a través de cambios en el humos, cambios de conducta y comportamiento, patrones de sueño alterado, pesadillas o terrores nocturnos, algunos pasan por los procesos de enuresis o mojar la cama nuevamente, dificultades en la alimentación ya sea por exceso o disminución, aislamiento, problemas de salud como constantes dolores de cabeza y estómago.


Los niños más pequeños pueden mostrar signos de reacción frente al estrés al adoptar nuevos hábitos, como chuparse el dedo, enroscarse el cabello con el dedo o meterse el dedo en la nariz. Los niños mayores pueden comenzar a mentir, a agredir a otras personas o a desafiar la autoridad. Un niño estresado también puede tener pesadillas, dificultad para irse de su lado, reacciones exageradas a problemas menores y cambios radicales en el desempeño académico.


El acompañamiento y vigilancia por parte de los padres en conjunto con un especialista de salud mental les dotara de herramientas que faciliten el manejo y tratamiento del estrés, disminución de conductas o patrones que asumimos como hábitos pero que son dañinos para los menores, la asistencia oportuna con el psicólogo evitara un agravamiento de todos estos signos y síntomas que ´pueden afectar su desarrollo infantil.


Como padres debemos estar atentos a los cambios de conducta e interacción con su medio y sobre todo irle dotando para que pueda afrontar los nuevos cambios, los procesos de adaptación o eventos que por sí solos son presiones y agravantes de estrés.


Recuerda buscar el acompañamiento profesional para lograr un desarrollo óptimo mental y físico en tu hijo o hija, no hay salud sin salud mental.

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